miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿Jesús simple mortal o de naturaleza divina?





Esta cuestión, no creo que sea nada nueva, todo lo contrario. Creo que es una de las preguntas del millón que han quedado sin responderse satisfactoriamente. Ya hace más de dos mil años, muchos se hicieron tal pregunta. Y hoy en día nos seguimos preguntando muchas cosas, sobre una de las personas más influyentes que halla conocido la humanidad: Jesús. Kierkegaard le va a llamar la gran paradoja. ¿El pensamiento puede pensar a Jesucristo, siendo hombre pero también Dios?

Guy de Maupassant, es un autor francés de más de trecientos cuentos cortos, entre otras cosas... He leído alredeor de 100 cuentos de él, la mayoría me han gustado mucho, son de una profundidad que sólo puedo comparar con los cuentos de Voltaire. Hay uno de sus cuentos que me dejo impactado, quisiera compartirles algunos fragmentos de este cuento, qué es genial. Si tienes tiempo leete a Guy de Maupassant.
El lecho (Le Lit)
Son ya tres días los que llevo en el lecho, y en él pienso precisamente, y hasta cuando duermo, es el lecho el objeto de mis meditaciones.
"El lecho amigo mío, resume toda nuestra vida. En él nacemos, en él nos amamos y en él morimos.
"Si yo tuviese la pluma del señor de Crebillón, escribiría la historia de un lecho.¡Qué de aventuras emocionantes, terribles, y qué de aventuras agradables, tanto como de anecdotas conmovedoras! ¡Cuántas enseñanzas se podrían sacar, y cuántas amonestaciones para todo el mubndo!

(En él nacemos)
"Ven a una mujer joven acostada. De cuando en cuando ésta deja escapar un suspiro, y después gime; le rodean sus ancianos padres, y de pronto sale de ella un ente pequeño, impaciente, todo arrugas, y que maúlla como un gato. Es un hombre que empieza.

(En él nos amamos)
"Ven luego a dos amantes que se juntan por vez primera, carne con carne, en este tabernáculo de la vida. Tiemblan, pero la delicia de sentirse juntos los transporta de alegría, y poco a poco sus bocas se aproximan. El divino beso los funde en un sólo ser, el beso, puerta del cielo terrestre. Su lecho se agita con movimientos de marejada, ondea y murmura, se le creería vivo, regocijado, porque sobre él tiene lugar el delirante rito del amor.
Ronsard.
Y cuando en el lecho estemos
tú y yo, lascivos seremos,
enamorados y valientes
que entre las sábanas juegan,
y sin recato se entregan
a mil caricias ardientes.

(En él nos morimos)
"Y ahora amigo mío, piense usted en la muerte, en todos aquellos que han entregado a Dios el último aliento en este lecho. Porque él es también la tumba de las esperanzas agotadas, la puerta que nos cierra todo, después de haber sido la que nos abre el mundo. ¡Qué de lamentaciones, de angusrias, de dolores y de desesperaciones espantosas, de gemidos de agonía de brazos tendidos hacia las cosas del pasado, de llamadas a unas alegrías que acabaron para siempre; qué de convulsiones, de estertores, de muecas, de ojos en blanco, han habido en este lecho.
"El lecho fíjese bien es el símbolo de la vida; lo he comprendido en los últimos tres días. No nos ocurre, fuera del lecho, nada que sea sobresaliente.
"¿No es tambiém el momento del sueño uno de los mejores de nuestra vida?
"¡ Y también es él donde padecemos! Es el refugio de los enfermos, un lugar de sufrimiento para los cuerpos extenueados.
"EL LECHO RETRATA AL HOMBRE. NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO NO PARECE HABER TENIDO NECESIDAD DE TENERLO, PARA DEMOSTRANOS QUE NADA TENÍA DE HUMANO. NACIÓ EN LAS PAJAS Y MURIÓ EN LA CRUZ, DEJANDO LA CAMA LUGAR DE MOLICIE Y DE DESCANSO, PARA NOSOTRAS, LAS CRIATURAS.

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